Traigo este pensamiento y ya no sé qué hacer con él. Y todo después de escuchar un estudio titulado: «Ayúdate que yo te ayudaré». ¡Que por cierto, NO está escrito en ninguna parte de la Biblia!
Bueno, pues en este orden o desorden de ideas, es en el que mi mente tiene una lucha con mis emociones, pensamientos, acciones…
Más bien tiene que ver con mi falta de paciencia. Creo que a todos nos pasa ¿No?
Nos creemos muy listos y somos buenos para planificar actividades, cosas, eventos, semanas, meses, horas y hasta encuentros.
Puedo ilustrar esto con un ejemplo: «te dicen mi alma, y ya hasta le tienes el nombre a tus hijos» en fin, somos tan fantasiosos que pensamos que acomodamos las cosas a como nos conviene.
Es esto a lo que yo llamo «Una ayudadita a Dios» ¿no les ha pasado que piden ayuda divina pero claro, le decimos tal como queremos que todo suceda? Acomodamos todo a nuestra conveniencia y nos desesperamos que no se cumpla tal y como pedimos y luego, empezamos a renegar que Dios no nos ayudó.
¿Y qué si como las cosas en realidad sucedieron fueron mucho mejores de lo que realmente esperábamos?
El problema contínuo es que ya nuestro mundo está hecho casi casi, en microondas, todo lo queremos rápido y sin complicaciones, evitando a toda costa el aprendizaje y con esto, también perdemos el desarrollar áreas de nuestro carácter.
Dentro de nuestra falta de paciencia, queremos resultados fáciles y con esto la verdad, a veces metemos la pata. Y nos cuesta el doble, iniciar de nuevo con paciencia y con aprendizaje.
A veces, de verdad me gustaría ayudarle a Dios, pero luego me acuerdo de cuantas veces la he regado y….
Mejor espero con paciencia y fe.