Todos los días tenemos diferentes experiencias.
Buenas o malas van formando nuestra concepción de vida.
Con algunas malas experiencias, adquirimos miedo y este nos detiene de poder disfrutar nuestro presente.
¿Quien no se ha sentido atrapado en una situación tan solo por sentir miedo?
Todos tenemos miedo, porque alguien nos ha fallado, porque hemos fallado.
Pero cuando aprendemos a vivir en amor, podemos estar seguros que el perfecto amor nos da dirección y seguridad.
El hombre puede fallar pero Dios es fiel porque nos ama.
No pongas tu mirada en los hombres, pon tu mirada en lo eterno.
El perfecto amor echa fuera el temor. Poderosa arma
Autor: jarlae
Nada es personal
Todos tenemos diferentes manera de ver la vida y las cosas. Nuestra madurez es diferente, incluso en diversas etapas de nuestra propia vida.
A veces nos ensimismamos tanto que no tomamos en cuenta la repercusión que tienen nuestros actos. No sólo en nuestras propias vidas, sino en la de terceros.
Quizá tomamos decisiones basados en nuestra perspectiva. Podemos tener una visión tan limitada, sobre todo cuando nuestra mente se encierra en cuatro paredes.
Por eso es bueno, leer, viajar, conocer gente, porque tu mente va adquiriendo límites diferentes, comprendiendo al mundo con otros ojos.
Cuando nuestro egocentrismo es tan alto, le damos a los demás la responsabilidad de nuestras reacciones, nuestros sentimientos. Evitando así adquirir la responsabilidad de nuestras decisiones, acciones y emociones.
Nunca estaremos equivocados si tomamos decisiones de acuerdo a nuestras convicciones, es la única manera de ser auténticos.
¿En qué están cimentadas tus convicciones?

Sonríe
Sonríe
Sonríe cuando la luz llegue a tus ojos,
Cuando sientas la más profunda alegría de saberte vivo.
Sonríe ante las adversidades porque pronto sabrás reconocer la oscuridad de la luz.
Sonríe cuando estés confundido, ya que tranquilizará tu alma y obtendrás paz.
Sonríe cuando te creas perdido, encontrarás un rayo de esperanza.
Sonríe cuando compruebes que aún existe gente buena, empezando por ti mismo.
Sonríe cuando estés triste, porque entonces aprenderás de tu fracaso.
Sonríe cuando estés acompañado, ya que tienes el privilegio de compartir.
Sonríe cuando estés solo, podrás hablar contigo mismo y discernir.
Sonríe cuando nadie te conoce, alguien puede reconocer tus buenas intenciones.
Sonríe cuando todo haya pasado,
Sonríe cuando todo esté pasando,
Sonríe porque cualquier cosa pasará.
Sólo sonríe.
¿El mundo se va a acabar?
Que el mundo se va a acabar es inminente, ya está escrito. Aunque…«»Nadie sabe el día ni la hora en que yo vendré; no lo saben ni siquiera los ángeles del cielo. Es más, tampoco yo lo sé. Sólo Dios, mi Padre, lo sabe.»
San Mateo 24:36 TLA
Que el mundo no conoce del amor y del perdón. Es verdad, solo echemos un vistazo al egocentrismo que hay a nuestro alrededor.
«Por eso, dejen de hacer lo malo, pues ya hay mucha maldad en el mundo. Hacer lo malo es como andar vestido con ropa sucia. Más bien, reciban con humildad el mensaje que Dios les ha dado. Ese mensaje tiene poder para salvarlos.»
Santiago 1:21 TLA
Que el mundo si conoce del amor y el perdón. También es verdad, solo echa un vistazo a tu alrededor, la naturaleza, las muestras de cariño, los detalles, los amigos, la familia. Toda la creación de Dios.
¿Nuestra opción? Te puedes asustar, burlarte, tomar como si no fuera verdad, o tomarlo demasiado en serio.
El mundo está ensimismado en lo material, en los recursos, en el petróleo, en religión y en opiniones…
En religión… ¿Que si Dios tiene la culpa? Déjame decirte algo, Dios no actúa conforme a lo que el humano diga, opine. Dios es soberano.
«¿Saben por qué hay guerras y pleitos entre ustedes? ¡Pues porque no saben dominar su egoísmo y su maldad!»
Santiago 4:1 TLA
¿Porqué tantas muertes?
Porque el ser humano toma decisiones todos los días, y tenemos nuestras consecuencias. Porque no tenemos sabiduría ni entendimiento, ni si quiera nos preocupamos por nuestro prójimo. Estamos en el egocentrismo total. El típico, «primero piensa en ti, lo demás que te valga» y el no saber discernir correctamente conlleva a los pleitos, guerras, malos entendidos.
«Si alguno de ustedes es sabio y entendido, demuéstrelo haciendo el bien y portándose con humildad. Pero si ustedes lo hacen todo por envidia o por celos, vivirán tristes y amargados; no tendrán nada de qué sentirse orgullosos, y faltarán a la verdad. Porque esa sabiduría no viene de Dios, sino que es de este mundo y del demonio, y produce celos, peleas, problemas y todo tipo de maldad.»
Santiago 3:13-16 TLA
¿Qué nos toca hacer?
Decidir.
Decidir amar y perdonar.
Decidir con sabiduría de lo alto.
Decidir ser salvos.
«En cambio, los que tienen la sabiduría que viene de Dios, no hacen lo malo; al contrario, buscan la paz, son obedientes y amables con los demás, se compadecen de los que sufren, y siempre hacen lo bueno; tratan a todos de la misma manera, y son verdaderos cristianos.»
Santiago 3:17 TLA

Respeto
«Ámense unos a otros como hermanos, y respétense siempre.»Romanos 12:10 TLA
El respeto según la RAE es considerar algo como digno de ser tolerado.
En este caso se habla de amarse el uno al otro, a tu prójimo, a tu próximo considerándolo digno de tolerar o soportar.
Habemos personas muy difíciles de tolerar y queremos tolerancia. ¿Porqué entonces es tan difícil tolerar a otros?
Muchas veces podemos estar en desacuerdo con una actitud o un hecho, pero debemos aprender y decidir amar a nuestro prójimo.
Esto no significa que debemos permitir todo, el que ama, también pone límites. Ese también es el principio del respeto. Cuidar que lo que hagamos no perjudique a los demás.
Podríamos intentar cada día actuar con respeto. ¿No crees?

Vuelve a ser niña…
Recuerdo muy bien cuando era niña, jugaba a ser grande. Jugaba con mis amigas a “la hora del té” o la “comidita”. Recuerdo también ponerme algún vestido que me encantaba y sentir que era una princesa. ¡Ah qué bellos recuerdos! Aquellos en los que jugar a ser grande era lo máximo. ¡Cómo olvidar también cuando jugaba a ponerme los zapatos de mi mamá! Esos zapatos de tacón que me hacían verme más grande. Seguramente también tienes de ese tipo de recuerdos. Casi estoy imaginando tu sonrisa al evocarlos. ¿Dónde quedó toda esa magia? ¡Ah ya sé! Fui creciendo y me empezaron a gustar los niños (si esos entes que se la pasaban jugando a los carritos) de repente, quería que me estuvieran mandando mensajitos de amor. Mientras tanto, era mi obligación estudiar y sacar buenas calificaciones (porque era lo único que hacía y debía hacerlo bien) Entre estudios, anhelos, planeación para mi carrera, la música, el deporte, el maquillaje, el labial, las amigas, las compañeras… ¡Uf! Nunca me di cuenta que cuando jugaba a ser grande, estaba creciendo y dejaba de ser niña.
No es que no me guste mi vida, la verdad la he disfrutado mucho, pero ¿Esos días de sol jugando todo el día y disfrutando donde quedaron? A veces la rutina nos absorbe y para nada se siente como si estuviéramos jugando ¿Verdad? En una de esas vienen las decepciones amorosas, la rebeldía con los padres, el “yo puedo sola” y, a veces lo único que quiero es ir a ponerme a jugar con mis muñecas para tener un diálogo interno.
Yo creo que ser niña, era muy padre, porque sentía que tenía toda una vida por delante. ¡Tantos sueños por cumplir! ¡Ah! Es verdad ¿Y los sueños? Cuántos de esos sueños de “Cuando sea grande” has cumplido. Cuánto estas por cumplir. Yo creo que de eso se trata el volver a ser niña. Obvio no de volver a las mamilas y a los berrinches para conseguir cualquier cosa. En eso si me gusta ser grande (aunque a veces se me escape ser así). Quisiera volver a ser niña para poder tener mis sueños tan vívidos y poder cumplirlos al pie de la letra, que ni uno solo se me escape.
Volver a ser niña, es eso de ser una mujer bella e inteligente pero con el brillo en los ojos de seguir viviendo aventuras. Intrépida para poder ser valiente, arriesgada como para aprender del fracaso, amorosa como para perdonar la ofensa de mis amigos de un momento a otro y volver a disfrutar de la amistad, alegre como para cantar todo el día, coqueta como para poder lucir ese vestido bonito, encantadora para demostrar mi belleza con naturalidad, sincera como para poder decir lo que no me gusta.
Volver a ser niña: cariñosa, vulnerable, fuerte, aventurera, coqueta, libre.

Transmite tu belleza
La belleza es la esencia de Dios. ¡Qué lindo que la mujer tenga esa característica! No quiero decir que los hombres no sean bellos, bueno, son guapos, simpáticos, buena gente quizá. Pero en realidad es que uno espera que la mujer sea bella. ¿Qué otra cosa a nuestro alrededor es bella? La naturaleza, una flor, una puesta de sol, un paisaje, todo esto es la esencia de Dios. Seamos realistas, nos inspiramos cuando admiramos la belleza. Es por eso que existen los ramos de flores, las serenatas, las cartas… ¡Qué romántico! ¿Te das cuenta? ¡La belleza es esencial! Y tú como mujer tienes esa belleza. ¿Por qué no transmitirla?
¿Has sentido en tu corazón esa necesidad de develar tu belleza? Yo creo que si, todas las mujeres lo sentimos. Es por eso que existen revistas, programas, concursos de belleza. ¡Uf! Pero la verdad es que se ha visto todo esto de manera tan superficial, que dista mucho de develar una verdadera belleza, la que es física, del alma y la espiritual. La belleza con inteligencia.
Tú puedes expresar tu belleza en quien eres. Siendo auténtica. La belleza que reflejas le dice al mundo: “Todo está bien” ¿Cuándo ves una obra de arte a poco no sientes mucha paz? ¡De eso se trata de transmitir tu belleza!
La belleza invita, a disfrutarla, a cerrar los ojos y a que se quede en nuestra mente por un instante todo eso. Es como escuchar una pieza musical tan bella que solo quieres disfrutar. ¡Te cautiva!
La belleza también alimenta y consuela. Porque es algo que trae paz y sana. Por ejemplo cuando mandamos flores a alguien que está enfermo. Podemos alegrarle el día con un detalle de belleza.
Todos estos atributos de belleza son los que tenemos las mujeres, transmitir tu belleza es algo natural sólo por ser mujer. Inspirar a otros con tu belleza es algo que impacta. Eso se llama trascender, cuando impactas e influyes en la vida de los demás, es poder trascender a lo eterno. Ya dijimos que la belleza inteligente es aquella que se refleja en tu cuerpo, alma y espíritu. Tu belleza recuerda a las personas tu fragilidad y al mismo tiempo tu fortaleza. Al expresar toda esa belleza a través de tus ojos, tu voz, tu corazón, estás expresando lo mismo que la creación de Dios, esa belleza esencial que inspira. Tú siendo femenina develas el arte, al ser única e irrepetible, eres interesante y cautivante.
Valórate a ti misma por esa belleza que tienes y transmítela. Sobre todo trasciende. Cuando una mujer transmite su belleza ofrece su corazón.
Belleza es lo que el mundo anhela experimentar de una mujer.

Soy bella porque soy inteligente
El mundo contemporáneo nos ha vendido la idea sobre lo que toda chica debe vivir. En la rápida y loca carrera de estudia, trabaja, ten familia, atiende tu casa, viaja, sube, baja, a un lado, al otro, parece que nosotras las mujeres a veces nos perdemos en tanta actividad. Queda poco tiempo para poder reflexionar sobre nosotras mismas. ¿Cuántas veces te has visto al espejo últimamente? Si, ya sé me dirás que todos los días antes de salir hasta le mandas besos al espejo. Pero, me refiero al contemplarte y ver tus características como mujer y como un ser único y especial.
Yo hice el experimento, no tanto por contemplarme, sino porque la verdad me lo pusieron como ejercicio en un curso de personalidad que tomé. No te miento, pero al quedarme viendo a esa chica del espejo, hubo un momento en el que no la conocí. Se supone que debía de verme al espejo para conocer más sobre mis movimientos corporales. Lo primero que vi, fueron todos mis defectos, el grano, el lunar, la nariz, la barbilla, los cachetes… (Inténtalo y verás) Pero, después al acostumbrarme a mis movimientos, incluso a mis brazos, que al moverlos parecían tener vida propia. Pude comenzar a ver más allá.
Mis ojos, si, ya sabía que los tenía café, pero hacia dentro pude ver todas mis experiencias vividas, todas mis respuestas en reacción, me vinieron mil imágenes a mi mente. Y como decimos los mexicanos ¡órale! ¿Todo eso he vivido? Nunca había tenido tiempo de verme al espejo de esa forma. Es que la verdad, siempre he visto en el espejo el color del labial que traigo puesto. Proseguí con mi contemplación de ese ser que conozco muy bien, pero al que a simple vista, siempre le veía los defectos. Poco a poco pude darme cuenta de otra belleza. Si, otro tipo de belleza que está ahí, todos los días para definirme como persona.
Todas mis acciones, mis decisiones, mi pensamiento también se reflejan en mi cara. Mi sonrisa, mi cara de preocupación, mi enojo… y agrégale todo lo demás. Si, estaban ahí, con maquillaje y todo, se reflejaban. Es entonces que recordé que al ser un ser de tres partes, espíritu, alma y cuerpo, casi en automático estamos muy al pendientes de nuestro cuerpo, pero nuestro espíritu y alma muchas veces los dejamos a un lado.
Si, en el espejo también se ve tu alma y es necesario que también sea cultivada para reflejar tu verdadera belleza. Tu inteligencia te da otro brillo, otro resplandor. Es eso que llamamos la belleza interior. Cultivarla con libros, música, viajes, amistades…
¿Has escuchado que el corazón alegre hermosea el rostro? Es algo así, un corazón alegre, es el que sabe tomar decisiones basadas en sus propias convicciones, decisiones sabias buscando la dirección de Dios. No se preocupa, porque sabe que Dios tiene el control. Se duele pero sabe esperar los tiempos de Dios. En resumen, se tiene dominio propio. Se es inteligente.
¡Qué padre poder contar con una belleza no sólo externa si no el brillo excepcional de la inteligencia!
¿Te atreves a verte en el espejo?

Soy fuerte porque…
Soy fuerte porque soy sensible
Soy fuerte porque amo con intensidad
Soy fuerte porque espero en los tiempos de Dios
Soy fuerte porque soy bella
Soy fuerte porque mi fortaleza está en Dios
Soy fuerte porque soy débil
Soy fuerte porque sé escuchar
Soy fuerte porque sé callar
Soy fuerte porque soy libre
Soy fuerte porque soy feliz
Soy fuerte porque tengo dominio propio
Soy fuerte porque tengo amigos
Soy fuerte porque tengo fe
Soy fuerte porque soy creativa
Soy fuerte porque busco sabiduría
Soy fuerte porque soy mujer
Soy fuerte porque tengo sueños
Soy fuerte porque tengo prioridades
Soy fuerte porque soy perseverante
Soy fuerte porque soy agradecida
Soy fuerte porque soy mujer
El amor y el perdón.
El amor es un tema que aunque pareciera trillado (o más bien lo hemos hecho así por tratarlo de manera superficial), siempre estamos buscando maneras de expresarlo, plasmarlo, comunicarlo, demostrarlo, sentirlo.
Con todo esto, nos quedamos cortos en tratar de explicarlo.
El ser humano siempre busca definir y limitar conceptos y creo que en el caso del «amor» es difícil que esto se cumpla.
¿Cómo sabemos si estamos en realidad amando?
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? (1 Juan 4:20 RVR1960)
Nos encanta depositar nuestra entrega hacia lo tangible, y es por esto, que nos cuesta trabajo entender como es el amor y esto, tiene mucho que ver con nuestra relación con Dios, por lo tanto afecta a nuestras relaciones con los demás. (Nuestro prójimo)
En nuestra vida siempre se nos cruza en el camino gente difícil de tratar y que nos representa un reto el poder convivir y sobre todo entender.
En el texto la parte que dice: “Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” (1 Juan 4:20 RVR1960) va muy de la mano de la definición de fe “La certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Porque lo que vemos y tenemos al alcance, no nos damos la oportunidad de amarlo y entenderlo ( a nuestro hermano) ¿Cómo podremos depositar nuestra fe en Dios si no lo vemos?
Todos los días en nuestro diario andar nos rozamos con personas que tal vez no sean de nuestro completo agrado, otras de verdad que nos parecen insoportables. Muchas veces, las personas más cercanas a nosotros son las que más nos lastiman ya que tienen las suficientes armas para hacernos daños. Entonces, inmediatamente pensamos que esas personas las odiamos o que no las amamos. Pero, amar a Dios incluye amar a nuestro prójimo: “Hierro con hierro se aguza; Y así el hombre aguza el rostro de su amigo.” (Proverbios 27:17 RVR1960)
Quizá es difícil amarlo en lo terrenal, sobre todo es difícil perdonar las grandes ofensas, pero esto no es imposible si consideramos que el amor que debemos practicar es aquel que es a través del amor a Dios, “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” (1 Juan 4:18 RVR1960) Esto no quiere decir que si alguien te trata mal, estés a su lado permitiéndole herirte. Significa poner límites, pero entender que si Dios tiene misericordia para nosotros, su gracia alcanza para TODOS. Incluso para los que obran mal, la diferencia está en que si nosotros abrazamos esa promesa y la aceptamos en nuestras vidas para vivir con amor. Bajo esta premisa, es difícil emitir juicios, juzgar a los demás, ya que el mismo amor que me justifica a mi, es el que puede justificar al del prójimo. Todos somos imperfectos. ¿Quiénes somos para juzgar? “En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. “ (1 Juan 4:17 RVR1960)
Todos anhelamos ser perdonados y vivir en amor, así Dios que es luz nos quita de la oscuridad y entonces nos da de su perdón. Lleno de misericordia.
Así que tal vez las ocasiones que encontramos a alguien que no es de nuestro total agrado, en lugar de dejarnos llevar por nuestros sentimientos y emociones arrebatadas, pudiéramos recordar antes que si “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. (1 Juan 4:19 RVR1960)” por eso, Dios nos da de su perfecto amor y nos alcanza para todos y para que vivamos en luz, en paz unos con otros. Que aprendamos a disfrutar de nuestras diferencias y enriquecernos, poniendo límites, pero siempre enfocarnos en el amor.
“Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano. (1 Juan 4:21 RVR1960)”