No siempre estamos conscientes de elegir nuestros pensamientos.
Estamos constantemente bombardeados por medios de comunicación, y hoy en día por las redes sociales.
Nuestros valores y creencias se ven mermados por lo que “la mayoría piensa o dice” y ya es difícil que nos detengamos a pensar si realmente coincidimos con los puntos de vista que se nos presentan.
Últimamente parece que si opinas diferente serás juzgado por “intolerante” “racista” “vendido” y agréguenle.
Lo cierto es que no prestamos atención a la información que entra por nuestros ojos, nuestra mente y lo que finalmente baja hacia el corazón. Por lo cual, lo que habla nuestra boca será exactamente de lo que procesamos en el pensamiento.
Este ejercicio no es fácil. Ya que, así como alguien entrena su cuerpo, la mente también puede ser entrenada.
Elegir con lo que alimentamos nuestra mente, música, lectura, amistades y toda la información que recibimos puede cambiar nuestro pensamiento, para bien o para mal.
Procuremos alimentar nuestro pensamiento con cosas que sean nutritivas a nuestro intelecto. Y conservar aquellas amistades que edifiquen nuestra vida.