Y cerré los ojos…

Era de noche, las calles alumbradas, la gente pasaba disfrutando el ir y venir.

Hacía frío, así que caminábamos del brazo, platicando, comentando. Hasta llegar a sentarnos en el café.

No es que la plática fuera muy intelectual, solo se trataba de pasar el rato.

Se pasó el tiempo entre la charla y las risas, ya era hora de regresar.

Lo normal, lo de siempre, caminar y volver a casa sin más.

Fue entonces que cerré los ojos.

Seguía haciendo frío, pero sentí el abrazo.

En esos instantes hasta la temperatura cambió, las luces se hicieron más radiantes, y la gente se hizo sombras, sentí ese beso que me estremeció…

Y entonces desperté.

No vi tu rostro, no supe quien eras, pero si, eras tú.

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Te veo

Te veo en cada sonrisa que describen los que aún no te conocen,
Te veo en cada paso que doy cuando alcanzo un sueño
Te veo cuando llueve y los recuerdos vuelven lento
Te veo en las canciones que te describen
Te veo en mis pensamientos, acompañados de una sonrisa,
Te veo en cada error que cometo, me equivoqué buscándote donde no estás
Te veo caminando hacia mi sin conocerme
Te veo en los abrazos que se dan esperanzados
Te veo en el cielo cada vez que las estrellas lucen su brillo
Te veo en el anhelo de mi ser
Te veo en una oración llena de fe
Te veo pensando en resolver
Te veo escribiendo el presente para el futuro
Te veo sólo en mis sueños cuando estoy despierta
Te veo…. Y te espero

Sueños…

Caminando entre sueños perdidos

Sueños que cautivan la mente

Pensamientos traviesos que hacen que un corazón roto duela

Sueños perdidos que no saben encontrar su lugar

Que no saben como cambiar de rumbo

Duele caminar descalzo y sobre vacío…

Quieren caminar despacio y sobre el pasto

Amenazan con caer y doblar las rodillas

Quieren encontrar tierra firme y esperar a que pase la tormenta…

Sueños

Cuando estaba en sexto de primaria, el poema que escogí para la eliminatoria del concurso de oratoria fue un soliloquio de la obra de teatro «La vida es un sueño» de Pedro Calderón de la Barca.

Recuerdo que lo escogí con mucho esmero, la palabra «sueño» siempre ha sido una palabra llena de expectativa para mi.

Siempre me he considerado una soñadora. El Sábado pasado vi una estrella fugaz, de esas que me hacía falta ver, desde hace mucho tiempo. ¿Saben que me recordó? Que tenía que volver a soñar.

Yo no sé dónde he guardado tantos sueños. Algunos, no puedo negarlo, los he cumplido al pie de la letra, es más, siento que Dios me ha permitido cumplirlos más allá de lo que yo pudiera imaginar.

Entonces, ¿qué sucede ahora? ¿Porqué se ven tan lejanos?

¿Han guardado cosas, en alguna ocasión, tan bien guardados que después no las encuentran? Pues es un sentimiento parecido el que tengo.  Los guardé y no sé ni donde los dejé. ¿Distracción? ¿Desinterés? ¿Dónde están?

Los quiero de regreso, y estoy convencida, que siempre que uno va en pos de sus sueños, es porque están escritos en el corazón, y se lograrán de alguna u otra manera… Es sólo que… esta vez… también la niña se siente un poco perdida.

Muchos de los sueños, no se cumplen como uno los planea, ni en el tiempo en que uno los desea. Sé que Dios tiene sus tiempos. Lo que me hace falta también es paciencia y tal vez un poco de sabiduría.

Lo cierto es que si sigo siendo la misma soñadora, y sigo sintiendo un ardor en mi corazón por alcanzar todo eso, todo eso… para lo que estoy hecha…

Mi propósito en la vida…