Sabiduría de lo alto

Muchas son las cosas que buscamos obtener en la vida. Quizá a veces nos enfocamos más en los bienes materiales, en cosas que se pueden ver y tocar. Esta es la naturaleza del hombre, buscar lo tangible y sobre esto hacer juicio. La sabiduría es algo que definitivamente no tiene esta característica. La sabiduría es un intangible y estoy convencida que esta es una herramienta que permite ver las cosas de manera muy diferente a cuando vemos todo en un primer vistazo, sin ir más allá.

Pero, ¿Cuál es la diferencia entre sabiduría y conocimiento? Según la RAE Sabiduría es prudencia, cuidado en el comportamiento y modo de conducirse en la vida y el conocimiento es: entendimiento, inteligencia, razón natural. Para mí, la diferencia entre la sabiduría y el conocimiento radica en la puesta en práctica del conocimiento, ya que podemos tener acceso a mucho conocimiento, libros, ciencia, pero puede que se quede en nuestra mente, y jamás pongamos en práctica todo lo que hemos estudiado. La sabiduría en cambio, requiere de una experiencia, de un discernimiento y sobre todo de un cambio de comportamiento.

En Santiago 3:13 dice que “El que es sabio y entendido lo demuestra haciendo el bien y portándose con humildad”.
Es decir, que el sabio demuestra con hechos que tiene esta característica. Como ya había dicho, la sabiduría es algo intangible, no lo podemos ver, ni tocar físicamente pero si lo observamos en el comportamiento de las personas. ¿Cuántas veces hemos visto a personas que nos sorprenden con sus respuestas a cuestiones ordinarias?

He de confesar que Santiago es una carta que siempre ha llamado mi atención, sobre todo el tema de sabiduría es un tema que me apasiona.
La frase de Sir Francis Bacon: “Conocimiento es poder” me llama mucho la atención, desde tiempos antiguos se ha buscado obtener también el conocimiento, la ciencia, la explicación de las cosas. Si creo que el conocimiento, o la información que tengamos a la mano, nos da cierto “poder” el cual debe ser usado correctamente para que este se vuelva sabiduría. Con respecto a esto recuerdo que en Eclesiastés 1:18 nos ilustra “Porque en la mucha sabiduría hay mucha angustia, y quien aumenta el conocimiento, aumenta el dolor.” A veces “conocer” nos pone una venda en los ojos cuando queremos desarrollar fe. Es por eso, que creo que es importante definir la sabiduría que realmente dará frutos y sobre todo, saber cuál es la sabiduría que desciende de lo alto. Y no sólo acumular “conocimiento” como tipo bibliotecas en libreros, si no que sean de utilidad, y sobre todo que transforme nuestro entendimiento.

En Proverbios 4:5 se nos dice “Adquiere sabiduría adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca”. Un buen consejo ese de adquirir sabiduría e inteligencia, pero ¿Cómo puedo hacer esto? Primeramente, debemos aprender que la sabiduría que da verdadero entendimiento, y sobre todo en el ámbito espiritual es la sabiduría que viene de lo alto, la sabiduría de Dios. Esto proviene de oír la voz de Dios, a través de su palabra, de la oración, de la alabanza y la adoración. ¿Parece sencillo? Pero en realidad sólo requiere de disciplina, pero sobre todo, de misericordia y gracia, para entender las cosas no sólo por su apariencia, si no poder entender el trasfondo, y que con esto podamos tomar decisiones sabias.

La manera de saber quién es sabio la encontramos en Santiago 3:13 “El que es sabio y entendido lo demuestra haciendo el bien y se porta con humildad”

Por otro lado encontramos el comportamiento de las personas que no son sabias en Santiago 3:14 “Tienen envidias, celos, viven tristes y amargados” y en el 3:15 leemos “La sabiduría que no viene de Dios, produce celos, peleas, problemas y todo tipo de maldad” ¡Uf! Parece que andamos mucho más faltos de sabiduría de lo que realmente nos hemos dado cuenta ¿Verdad? Quizá podemos concluir que si todos buscáramos sabiduría, podríamos tener ambientes laborales mejores, ambientes familiares distintos y ¡Podríamos ahorrarnos tantas cosas! Pero, es difícil trabajar en la sabiduría en lugar del pleno conocimiento. Y vemos estos frutos negativos que aparecen por todas partes, a todas horas, en diferentes ambientes.
Adquirir sabiduría es ir madurando, ya que con la experiencia y discernimiento puedes ver las situaciones, sobre todo las difíciles, desde un punto de vista más misericordioso, por lo tanto seremos más serenos para tomar decisiones y/o para emitir algún juicio.
Si buscáramos constantemente la sabiduría, muchos de nuestros problemas en nuestras relaciones humanas se verían simplificados ya que siempre buscaríamos vivir en paz para con todos. En Santiago 3:17 se nos dice: “Buscar la paz, obedientes y amables con los demás, se compadecen de los que sufren y siempre hacen lo bueno, tratan a todos de la misma manera y son verdaderos cristianos” ¡Simple! ¿No?

Cuando no estamos acostumbrados a trabajar en nuestro carácter ni en adquirir sabiduría, llegamos a tomar decisiones arrebatadas y por supuesto, nada sabias. Por eso es que en Proverbios se repite tanto el mensaje como en el 18:15 “El corazón del entendido adquiere sabiduría, y el oído de los sabios busca la ciencia” Siempre debemos buscar la sabiduría para tomar decisiones correctas. Por eso, en Santiago 1:5 se nos dice: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” Debemos insistir en buscar sabiduría, para poder conducir nuestra vida según la voluntad de Dios, que es buena, agradable y perfecta.

Obtener sabiduría es parte de poseer las riquezas espirituales que los hijos de Dios tenemos. Decidir sabiamente, a la larga dará frutos en riquezas también materiales, quizá no para vanagloriarnos, pero si será para administrarlos de manera efectiva para Dios. Porque también dice en Proverbios 8:11 “Mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella”. Es decir, ninguna riqueza terrenal, puede compararse a la sabiduría que proviene de Dios.
¿Cómo es la sabiduría que desciende de lo alto? En Santiago 3:17 dice “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía” Sin duda, el tener sabiduría se nota por los frutos que tengamos en nuestras vidas. Pura, para que no haya mancha, ni intenciones ocultas, Pacífica, porque cuando tomamos decisiones y tengamos sabiduría se nota que no necesitamos de acciones arrebatadas. Amable porque el trato con nuestros semejantes debe ser cordial. Benigna, porque aún y cuando la situación sea difícil, el resultado va a ser para bien de nuestras vidas. Llena de misericordia, porque está fundada en la soberanía y voluntad de Dios, en donde el amor predomina. De buenos frutos, porque por los frutos conocemos de lo que está hecha una persona. Sin incertidumbre porque ya hemos visto que el que es de doble ánimo es inconstante y es como una ola que viene y que va. Sin hipocresía, porque la sabiduría viene de Dios y se escribe en nuestro corazón, donde podemos ser auténticos.

Esto puede cambiar nuestros paradigmas, quizá debemos en lugar de pedir tantas cosas materiales, primero, pedirle a Dios sabiduría para saber pedir, y segundo para saber administrar todo lo que Dios provee.

CONCLUSIÓN
Como había dicho anteriormente, el tema de la sabiduría siempre ha llamado mi atención a través de los años. Es por eso que he decidido estudiar más la palabra de Dios en el instituto, pero no quiero que se quede sólo en conocimiento o información. Definitivamente quiero que Dios sea quien me revele a través de su gracia y misericordia todo lo que necesito para adquirir sabiduría. Sé que los bienes materiales que pueda obtener en este mundo van y vienen, pero la sabiduría es algo que puedo cargar a todos lados, rica o pobre. Y que con esto puedo tomar decisiones sabias y guiarme en sabiduría de lo alto hacia el propósito que Dios tiene para mí.
Santiago es mi libro favorito de la Biblia, y ahora que lo estuvimos estudiando, me gustó mucho más ya que son cuestiones completamente prácticas que se pueden aplicar a mi vida.
Definitivamente hay que seguir buscando sabiduría y no sólo conocimiento, ideas, conceptos. Si no buscar: “La Sabiduría que es de lo alto”